El poder de la divulgación cultural en redes: el caso de Catalina García

 En un país tan diverso como Colombia, donde la riqueza cultural es innegable pero muchas veces subvalorada o ignorada, la labor de los divulgadores y creadores de contenido digital se vuelve esencial. En este contexto, Catalina García, cantante del grupo Monsieur Periné y activa creadora de contenido en redes sociales, se destaca como un ejemplo pertinente de cómo el arte puede ser promovido y entendido desde plataformas digitales, especialmente cuando se conecta con temas como la identidad cultural, la estética visual y la memoria colectiva.

Catalina no solo es reconocida por su talento musical, sino también por su constante trabajo en redes sociales donde comparte, interpreta y resignifica elementos culturales colombianos y latinoamericanos. A través de su estética visual, sus colaboraciones artísticas y sus discursos en entrevistas o plataformas como Instagram y YouTube, promueve una visión del arte como vehículo de transformación social, espiritualidad y conexión con las raíces. Este tipo de contenido no es superficial; al contrario, responde a lo que George Yúdice denomina "el recurso de la cultura" (2002), una herramienta estratégica para el desarrollo social y económico, especialmente en países del Sur Global.

Su trabajo encarna precisamente esta idea: la cultura como recurso no solo para el entretenimiento, sino también para la construcción de identidad y memoria. En sus publicaciones, Catalina retoma vestimentas tradicionales, reflexiona sobre el mestizaje y el sincretismo, y colabora con artistas visuales, músicos indígenas y comunidades afrodescendientes. Al hacerlo, genera un puente entre el arte popular y el arte contemporáneo, y lo pone al alcance de audiencias jóvenes que normalmente no se acercarían a estos temas desde un museo o un texto académico.

Además, en medio de un ecosistema digital donde el contenido tiende a ser efímero y homogéneo, Catalina se distingue por apostar por lo simbólico, lo narrativo y lo estético, lo que permite una lectura del arte no solo como producto, sino como proceso vital. Esta perspectiva es especialmente útil para comprender el arte, como una forma de resistencia y como un archivo vivo que se reactiva constantemente.


Por todo lo anterior, Catalina García no solo es una artista, sino una mediadora cultural que ejemplifica cómo se puede hacer divulgación del arte en Colombia de manera significativa, contemporánea y accesible. Su contenido se convierte en una herramienta pedagógica y emocional para acercarse a las complejidades culturales del país, y por eso, es un caso relevante y pertinente para comprender el papel del arte en el entorno digital actual.




Conclusión

El arte, lejos de ser un lujo o una abstracción, es un lenguaje vital para las sociedades. Catalina García demuestra cómo, desde el rol de creadora de contenido digital, es posible promover una comprensión profunda de la cultura colombiana, abriendo caminos para que otros artistas y espectadores revaloricen su identidad y su historia. Su trabajo se alinea con el pensamiento de autores como Yúdice, y nos recuerda que en las redes sociales también se puede construir pensamiento crítico y sensibilidad estética.


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