conclusión

 Como estudiante de artes visuales, me doy cuenta de que Internet no es solo una herramienta más en el proceso creativo: es un espacio vivo, un laboratorio gigante donde todo puede pasar. No se trata solo de subir imágenes o compartir portafolios. Lo digital se volvió parte del lenguaje, del concepto, de la obra misma.

En este universo interconectado, el arte puede mutar, viralizarse, desaparecer y volver en forma de meme, gif o glitch. Podemos crear piezas que no caben en ningún museo físico, que nacen para ser navegadas, clickeadas, modificadas por otros. Es un terreno fértil para cuestionar lo que entendemos por "obra terminada", "autoría" u "originalidad".

Además, me parece poderoso cómo Internet rompe con la idea del artista solitario. Acá todo es comunidad, colaboración, remix. Puedes estar en tu casa y trabajar en tiempo real con alguien en Berlín. El arte se descentraliza, se democratiza, se expande.

En este lienzo infinito, cada clic, cada píxel y cada interacción son parte de una obra que no para de moverse. Y como artistas visuales, estamos justo en el corazón de esa transformación, explorando qué significa crear en tiempos de hiperconexión.



Comments

Popular Posts